¿Podemos apropiarnos de todo lo
que el dinero pueda comprar?
¿Podemos privar de la naturaleza
a los demás, por el hecho de creernos dueños de todo?
¿Podemos cerrar un camino que se
ha estado utilizando por siglos, por el mero hecho de que pasa una propiedad
“privada” que, para mayor inri, no la aprovechan ni los que dicen ser dueños?
¡Vergüenza!
Pues si hoy. Ruta con sabor agridulce,
llena de recuerdos increíbles de otros tiempos y dolor, no por las espinas, que
he de reconocer que duelen y mucho, si no por el dolor de ver sendas, antaño
recorridas y disfrutadas, hoy cerradas y repletas de trampas y dificultades.
¡Vergüenza! ¡Rabia! Apenas contenida.
Al final llegamos a Torremanzanas
y almorzamos y volvimos y gritamos “..brones”, “…nacidos”, “no tienen derecho”,
pero esos gritos se quedaron en ese entorno, en esa naturaleza, prohibida,
vetada y por ende, olvidada.
Este entorno ¿puede tener dueño?
Restos de otros tiempos, en un camino "más" que centenario
Espinas "asesinas", aunque más dolor produce lo que
que ves, que lo que recibes
En esta fuente, ¡cuantas veces llenamos nuestros bidones
con su agua fresca!
No hay comentarios:
Publicar un comentario