¿Locura o pasión? En todo caso
evasión. Evasión en algunos momentos especiales, te levantas, miras a derechas,
miras a izquierdas y sientes la necesidad de escapar, de perderte, aunque solo
sea durante unas horas o unos días, de todo y de todos.
A veces, desde lejos, se ven las
cosas más claras o simplemente, de otra manera.
En esta ocasión, esta, nuestra
gran pasión, nos sirvió de excusa para protagonizar una de nuestras mayores
locuras, de nuestras mayores evasiones.
Sexagenarios, Agosto, desiertos
murcianos, más de 40º, ¿miedo?, pues NO, vamos que nos vamos. Teléfono, llamo,
¿Carlitos nos vamos?, respuesta “vámonos” y nos fuimos.
Comienza la aventura, empezamos
tarde, no importa, ochenta y cinco primeros kms, Niño de Mula; en este punto y
viendo la hora, 16:30 h, hay que comer, no hay mucha hambre, a pesar de las
ganas que teníamos de hacerlo en este punto, hoy el calor ha ganado la partida
y estos dos “almorzadores” se conforman con un gazpacho andaluz fresquito y un
salmorejo, otra cosa no entra. Toca descanso, que aprovecho para intentar
arreglar los pinchazos que nos han estado castigando durante esta parte del
camino, nada, al final creyendo haberlo arreglado reanudamos el camino.
Solo quedan los últimos cuarenta
y cinco km, llamamos a la hospedería, tienen que estar antes de las veinte dos
horas, “joder”, el terreno ayuda, nada que ver con lo que llevamos recorrido, “verde
que te quiero verde”. Llegamos, son las veintiuna y quince minutos, ducha y a
cenar, nueva decepción, el cuerpo no admite comida, o casi, ¿Cuándo un
almorzador ha dejado comida en el plato?, demasiada agua, cocacola y cerveza,
han dejado nuestros estómagos “un poquito perjudicados”. Última acción del día,
paseo y a descansar.
Amanece y como casi siempre, me
sorprende despierto. Aprovecho para dar un paseo, me cruzo con grupos de
ciclistas que se reúnen para practicar este deporte, también pasión, hablo con
ellos y les pregunto por un taller de bicicletas, tengo pendiente la reparación
de la rueda delantera, también dar aire al amortiguador de mi montura,
siguiendo los consejos del maestro “Manolo Guijarro”, que, consultado por
teléfono, me dio la solución a uno de los problemas que nos encontramos por el
camino y como no, comprar alguna cámara de
repuesto, no podemos ir sin ella. Vuelvo, nos disponemos a desayunar, buen
desayuno, nos cambiamos y comenzamos la vuelta, claro está pasando por el
taller de bicicletas. Sorpresa BICICLETAS GUIJARRO. Hoy es sábado, abren tarde,
pero al final abren, nos atienden muy bien y nos solucionan el problema,
comenzamos, ahora sí, el camino de regreso a Orihuela.
Ciento veinte km, nos esperan y
la previsión meteorológica no es muy halagüeña, calor, calor y más calor.
Bullas y el GPS, nos confunden, o quizás nosotros no supimos interpretar los
datos mostrados, sin darnos cuenta estamos en la autovía; tiramos por la calle
de en medio, dos km por ella y nos salimos para llegar al Santuario del Niño de
Mula. La comida, al igual que la jornada anterior, el calor no te hace desear
nada más, repetimos menú.
Descanso a la sombra y
continuamos ruta. Noche cerrada, Murcia nos recibe y una triste ensaladilla y
una cervecita, nos hace recuperar las fuerzas suficientes para comenzar el
último tramo de nuestra aventura. Veinticinco km y estaremos en Orihuela.
Largos y oscuros veinticinco km, pero, como todo en esta vida, se acaba.
Orihuela, coche y a casa.
Reflexión, camino de casa en el
coche, ¿locura o pasión?, en todo caso “EVASIÓN”.
Besitos y abracitos para
todos/as.
Preparados, listos, ya,
comienza la aventura
Saludando a la sardina, primera parada Murcia
Y tuvimos mas paradas, claro que si, algunas
no tan agradecidas
El paisaje va cambiando, padalada a pedalada
Lo que no cambia es el calor, nos castigo con
ganas
En El Niño de Mula, es lo único que nos entro
en el estomago
La primera etapa del camino, ¡conseguida!
"9:15 pm"
"9:15 pm"
Todavía entero, hay que cenar, así que
a la ducha
Aunque parezca que no, en las piernas
120 km, el estomago sigue cerrado
La segunda etapa está por empezar,
primera parada un taller para solventar
las deficiencias de nuestras monturas.
¡Sorpresa!
Esto me suena y no poco
Una vez solventados los problemas,
decimos adiós a Caravaca.
¡Hasta la próxima!
que por descontado, no será en Agosto
¡No a las pájaras!
Así que nos curamos en salud
Volvemos a ver como cambia el paisaje, de verde a marrón,
de fértil a desierto
Porque no hay mal que cien años dure y como todo
se acaba, por fin llegamos a Murcia, noche cerrada,
un pequeño refrigerio y a continuar, nos quedan
veinticinco km nocturnos, ¿que es eso?
Las verdaderas heroínas, nuestras monturas
Y claro está, el motor que las empujo.
LA RUTACA:
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