¡Madre mía! En la que nos
metimos.
Como resumen quedaría, desde la
óptica, 81,58 km, con 1.334 m de desnivel positivo, con 4 horas y 54 minutos en
movimiento. A todo esto, las e-biker de Emilio y la mía, con batería consumida
y la de Carles con solo un 30 %.
Mucho que estudiar y analizar
sobre la duración de las baterías, 500, 630 y 900 bw, respectivamente.
Al margen de esto, tenemos que
decir que la ruta, ¡fantástica!, los paisajes recorridos, increíbles, y la
resolución de los problemas que nos surgieron, un 10 de nota.
Primero, subimos al Palomaret,
foto de rigor y continuamos hasta la Rabosa, primera decepción, puesto que el
restaurante, donde nos imaginábamos un
almuerzo de “reyes”, cerrado, con lo que tuvimos que pensar en volver a la
“civilización” a la mayor brevedad posible. Rincón Bello, era nuestro objetivo,
que no se materializo por una serie de errores de “navegación”, que nos
llevaron, sin comerlo, ni beberlo hasta Petrer, no sin antes, bajar y subir una
y otra vez, a barrancos, dicho sea de paso, de una belleza, fuera de cualquier
discusión, pero con unas pendientes,
también, increíbles, que fueron mermando nuestras baterías, sin compasión, a
una velocidad increíble.
Una vez en Petrer y vista la hora,
más de la una del mediodía, y haciéndonos eco del refrán que dice, “preguntando se va a Roma”
nos condujeron a un bar donde suelen ir muchos ciclistas y donde recabamos
información de la ruta que debíamos abordar para volver lo más rápidamente
posible a casa, no sin antes recargar nuestras fuerzas, que no, nuestras “baterías”.
Comenzamos la vuelta, llegados a
las inmediaciones de Novelda, Emilio, ya con la batería prácticamente agotada,
se le comienza a remolcar. La mía está ya en el último 20 %, con lo cual,
dudaba alcanzar SanVi con asistencia, efectivamente, en las inmediaciones del
Verdegas, me quedo a cero, así que pedales y a casa. Emilio que fue remolcado
desde Novelda, como os comente, habiendo guardado ese 7 % para el final, pudo completar
los últimos km. Con asistencia.
Una vez en SanVi, unas “claritas”
y una reflexión de lo acontecido, dio por terminada la “aventura” de hoy.
Lo que iba a ser ir a la Rabosa
con almuerzo épico y vuelta por senda hasta Rincón Bello, se convirtió en “una
vuelta completa a la Sierra del Cid”. ¡¡MOLA!!
¡Así es la vida!
La Rabosa, esplendida, lastima que no funcione
el restaurante.
LA VUELTA A SIERRA DEL CID
Besitos y abracitos para todos/as.
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