Hoy y como va siendo habitual,
pocos almorzadores, los que salimos, fuertes como el vinagre, manteniendo “alto
el pabellón”.
Subimos a Orito, por Sierra Águilas,
pero hasta verle los hue… al águila, bajamos por donde no bajan ni las cabras
más expertas, subimos a la cueva y como era pronto, prontísimo, nos bajamos a
San Vicente. Y puestos a hacer de esta salida, algo especial, nos atrevimos a
meternos entre pecho y espalda, un arroz negro que nos preparó Joaquín (de los
Yayos). Conclusión, “a malos tiempos, joder, comete un arroz negro y cag…. Negro
una semana, quien no se consuela es porque no quiere”.
¿O no era así el refrán? Igual no
existe, bueno, estaba de cine y mojadito
con un vino blanco, fresquito, fresquito, mejor aún.
La cueva de San Pascual, sigue allí, por si alguien
lo duda.
El Arroz, negro, por si alguien lo duda.
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