En primer lugar, ¡HOLA! y perdón
por no haber publicado nada desde, yo que sé qué fecha. Intentaré, a partir de
hoy, publicar por lo menos una vez por semana.
Hoy, una ruta, o tal vez, varias
unidas; un compañero de ruta, o varios intercambios de compañeros. Día de
encuentros y desencuentros.
He estado escuchado lluvia
durante toda la noche, más el ruido en el patio, que lo que en realidad ha
caído, bueno, lo que está claro es que no voy a encontrar, ni barro, ni grandes
charcos, estas pocas precipitaciones, lo que está claro es que han sentado el
polvo en los caminos, o casi.
Las seis, me levanto y lo primero
que hago es, como de costumbre, sacar a Gorri, lo que si voy a encontrar es
aire, prefiero la lluvia al aire, este no me va a impedir salir, para un día a
la semana que salgo. Me preparo, hoy he quedado con Serxio y Carles, en mi
puerta; el plan es subir al Sabinar, subiremos por Pico Águila, al llegar a
Sabinar, cogeremos la senda que nos llevará al principio de la HP, la subiremos
y bajando por el camino del Infierno, nos dirigiremos al Pantano de Tibi, una
vez allí, subiremos a Xirau y una vez allí, decidiremos si almorzamos allí o
nos dejamos caer a Sanvi. Buen plan.
Como todo en la vida es susceptible
de cambio. Llega la hora, ocho de la mañana, bajo al portal, Carles está
esperándome, su cara delata que algo no va bien. ¡Ha olvidado cargar la batería
de la ebike! ¿Lo podéis creer? Pues sí, con un treinta por ciento, no puede
hacer la ruta de hoy, disculpas y lamentos, media vuelta y a su casa. Con este
inconveniente, comenzamos la ruta. Subimos a una velocidad muy, pero que muy
alta, hasta el punto que nos plantamos en el pantano de Tibi, antes de las
diez, buena media. Tras la foto de rigor y una conversación, en la que
arreglamos el mundo, o casi, seguimos camino hacia Xirau. Nada de carretera,
cogemos el camino de tierra que nos exigirá un poco más de nosotros mismos.
Xirau, Serxio, decide tomar una coca
cola, nos acercamos a la gasolinera y, sorpresa, nos encontramos a los antiguos
compañeros de “donde almorzamos hoy”. Serxio decide que tiene que partir a
casa, (obligaciones) y un servidor se queda a almorzar con ellos. Como el
universo de las casualidades no tiene límite, aparece Emilio y Sami, viejos
amigos del grupo y deciden tomar una cerveza con nosotros, día de encuentros.
Unos suman y otros restan, tras dar por finalizado el almuerzo, más de dos
horas, decido que dejarme caer por la carretera hasta casa, no es lo que más me
apetece, solo llevo treinta km, por lo que prefiero bajarme por la vía verde.
Los demás tomas el camino rápido y nos despedimos. Parto solo, pero contento,
aunque el aire no me lo pondrá fácil. ¡Todo el camino con el aire de cara!
Al final en casa, hora de
reflexionar sobre la ruta de hoy. ¡Día de encuentros y desencuentros! Ameno e
día, ¿a qué si?
En el pantano, se nos hizo pronto
Con los antiguos compañeros
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